miércoles, 23 de junio de 2010

Azorín en El Toboso

Con motivo del III Centenario de la I parte de El Quijote se le encargó a Azorín que escribiese sobre la ruta de El Quijote. El origen de la obra es conocido porque lo reveló el propio autor en su libro Madrid (1941). José Ortega Munilla, director de El Imparcial y padre de Ortega y Gasset, le citó en su casa para proponerle un viaje; Azorín,  acababa de dejar el diario España, en el que había estrenado su célebre pseudónimo en enero de 1904 y en cuyas páginas destacó como cronista parlamentario. La propuesta de Ortega marcó su primera misión en la cabecera que él mismo consideraba "la cumbre" del periodismo. "Va usted primero, naturalmente, a Argamasilla de Alba", le indicó. "De Argamasilla creo yo que se debe usted alargar a las lagunas de Ruidera. Y como la cueva de Montesinos está cerca, baja usted a la cueva. ¿No se atreverá usted? No estará muy profunda. ¿Y dónde cree usted que ha de ir después? ¿Y cómo va usted a hacer el viaje? No olvide los molinos de viento. Ni el Toboso". La sorpresa de Azorín, con todo, se consumó cuando a renglón seguido el director abrió un cajón, sacó "un chiquito revolver" y lo puso en sus manos con tono previsor: "No sabemos lo que puede pasar. Va usted a viajar sólo por campos y montañas. En todo viaje hay una legua de mal camino. Y ahí tiene usted ese chisme por lo que pueda tronar". Así que no debían ser territorios demasiado seguros en aquella época.
Las crónicas de su viaje aparecieron en El Imparcial en 1905. Los capítulos XIII y XIV de la edición  del libro La ruta del Quijote están dedicados a El Toboso, y Azorín ofrece una imágen triste y decadente del pueblo -con edificios en ruinas-, acorde con su visión pesimista -noventayochista- de la historia de España. El libro está dedicado al maestro de El Toboso Silverio Yébenes -–"autor de un soneto a Dulcinea, autor también de una sátira terrible contra los frailes; propietario de una colmena con una ventanita por la que se ve trabajar a las abejas" (como en El espíritu de la Colmena de V. Erice)–, con quien mantiene una interesante conversación, acompañado de los llamados miguelistas. En la edición de 1916 aparecieron una serie de fotografías de toboseños típicos de la época bajo la evocación cervantina. Por cierto, más de un viajero se ha eco de que no exista una edición de esta obra de Azorín en la Biblioteca Cervantina de El Toboso.
Fotografía de El Toboso, La ruta del Quijote, edición 1916.
El pie de foto dice: "El Toboso-Agricultor que encontró Don Quijote al entrar en el pueblo".




lunes, 21 de junio de 2010

Esos objetos del pasado


A  veces los objetos abandonados, amontonados de cualquier forma, tienen tal poder de evocación, que es difícil añadir nada más. Como en esta especie de bodegón del pasado donde está todo: unas trillas y una criba, una espuerta de vendimiar y una tinaja, sobre un fondo de cal de una pared escarbada. Su capacidad de representación de un mundo desaparecido, de ancestrales formas de vida es definitiva. La presencia de la modernidad la ponen unas cajas de cartón, lo que parece una parte de un remolque,  las barillas de una máquina de "echar líquidos" a las viñas y sacos de abono. Un pequeño saco azul, bien  atado, seguramente contiene también un caro producto químico de las viñas. Cien años de cambios socioeconómicos contenidos en esta instantánea de cualquier huerto de El Toboso. Esos objetos arrinconados se resisten a desaparecer y permanecen por inercia, como esos viejos recuerdos de la infancia. Hasta que tristemente, se decide "hacer limpieza", y acaban perdiéndose tantas cosas. Los anticuarios están siempre al acecho. Y así va desapareciendo el patrimonio de nuestro entorno.


jueves, 3 de junio de 2010

En busca de la Tercia de El Toboso

Vista aérea del edificio rectangular, situado en la parte central de la fotografía, debajo de la plaza del Arco,  que pudira ser la Tercia

Tercia de Mota del Cuervo

Detalles de los estribos -machones- del edificio de lo que podría haber sido la Tercia de El Toboso

La Tercia era un edificio destinado a almacenar el trigo y el vino que se recaudaban como impuestos -diezmos- a los campesinos por parte de la Iglesia propiamente dicha y la Orden de Santiago -repartiéndoselo en terceras partes- .  Es diferente a los Pósitos, que tienen un carácter asistencial y de reserva de granos para los campesinos -que se situaba en el edificio de la Policía Local en el Arco-. En la Visita de los Visitadores de la Orden de Santiago -que vigilan exhaustivamente la recaudación- de 1525 se deja constancia de la reciente construcción de la tercia o bastimento, que era de muy buena construcción, de cal y canto: "es una pieza ancha e larga. Tiene una danza de arcos por medio en lo alto e bajo. E lo uno sirve de bodega e tiene dos jarahíces e dos pilancos. E lo alto sirve de granero. (...) Tiene muy buenas maderas e una escalera muy buena de piedra por de fuera. E sus puertas e cerraduras fuertes (...)" (V, 1525, El Toboso, f 450)
En la visita de 1603 los visitadores dicen: "Visitose la casa tercia de la Mesa Maestral. La qual está cerca de la iglesia y es de cal y canto con tres estribos gruesos (machones) por de fuera para fortaleza de la pared(...)" (V, 1603, El Toboso, f  608)
Tenemos referencias de la existencia de la Tercia hasta el Diccionario de Madoz en 1850. El problema es situar su ubicación. Yo propongo la hipótesis, por las similitudes espaciales y tipológicas con la Tercia de Mota del Cuervo y por algunos testimonios orales que yo he escuchado a personas nacidas en el siglo XIX,  de que quizá pueda tratarse del edificio de la Cooperativa del Pan Aldonza Lorenzo y de la casa contigua, del que se suele decir sin certeza que albergó la iglesia de la Vera Cruz.
De hecho en El Catastro de Ensenada de 1752 se menciona un edificio perteneciente al Rey en la Plaza del Horno Viejo de "37 por 12 varas (31,45 por 10,2 metros) que sirve para la recolección de diezmos de granos". La Plaza del Horno Viejo era la actual plaza del Arco. La Tercia es un símbolo del sistema impositivo de la época, sin el que no se entiende el funcionamiento de esta sociedad extraordinariamente desigual, basada en los privilegios de determinados grupos sociales.

miércoles, 2 de junio de 2010

Brocales robados

Antiguo brocal desaparecido del Pozo del Cura 
Desde hace años el expolio del patrimino depositado en el campo durante siglos no ha parado de crecer. Este brocal y abrevadero de piedra de una sola pieza del Pozo del Cura, situado en el camino nuevo de La Mota fue robado hace más de diez años. Recientemente han robado también el brocal del Pozo de los Machos. No hace mucho tiempo se han restaurado, catalogado y señalizado acertadamente los brocales y pozos próximos al pueblo, pero también habría que hacer un inventario de los brocales que aún quedan dispersos por todo el término municipal y pensar en trasladarlos a algún sitio seguro, visto el triste destino que están teniendo.

La gran torre de El Toboso

 Aunque la torre de la iglesia parroquial de El Toboso ha servido para rehacer una de las frases más comentadas de El Quijote y dotarla de u...