miércoles, 29 de septiembre de 2010

Lucha de clanes rivales en El Toboso del siglo XVI: los Zarco contra los Ortiz

Fachada de la antigua casa del doctor Zarco de Morales, en una fotografía de los años veinte del siglo XX

En 1562 el Ayuntamiento de la villa de El Toboso acusó al doctor Zarco de Morales –jefe de uno de los clanes más poderosos del pueblo, "cristiano viejo" con expediente de limpieza de sangre, que se encuentra en el Archivo Diocesano de Cuenca-, a sus parientes y amigos de haber derribado el rollo jurisdiccional –columna de piedra, símbolo de la jurisdicción municipal, que permanecería en la plaza situada junto a la Iglesia Parroquial hasta mediados del siglo XIX-. Existía una gran rivalidad entre el clan presidido por Zarco de Morales y el de los Ortiz -de ascendencia conversa-. Pascual López Ortiz era el alcalde ordinario este año y su hermano Pedro Ortiz era el síndico procurador del Ayuntamiento y solicitaron al Rey Felipe II a través del Consejo de Ordenes Militares –por pertenecer el pueblo a la Orden de Santiago- que enviase un juez pesquiaidor para averiguar y castigar los hechos. Es nombrado el licenciado Torres de Molina pero el doctor Zarco lo recusa alegando que es demasiado favorable al Ayuntamiento. Ante los obstáculos a la justicia del doctor Zarco, el Ayuntamiento acabó por claudicar y aceptar “una concordia y concierto”. Pero el doctor Zarco y su cuadrilla no perdonaron jamás a Pascual López Ortiz y a su hermano Pedro Ortiz. Intentaron vengarse agrediendo a miembros de la familia Ortiz hasta que finalmente asesinaron a un sobrino, el joven Alonso Ortiz –hijo de Alonso Ortiz y Catalina Díaz-, el día de San Sebastián -20 de enero- de 1563. Ese día, fueron avisados de estas intenciones manifiestas los Ortiz y advirtieron al nuevo alcalde Juan Díaz de Molina, pero no se hizo nada. Cuando Alonso Ortiz “yva por una calle hazia la hermita de Nª Sª de los Remedios de la dicha vª los suso dichos salieron al encuentro al dicho Alº Ortiz que yva salvo y seguro sin hazer ni decir cosa alguna por donde le puediese venir el mal y daño que le vino y estando fuera de la dicha vª hazia la dicha hermita se fueron para ella el dicho bachiller Molina y Eugenio de Sazedón y los demás consortes y hecharon manos a sus espadas y teniéndolas desenvainadas dieron muchas cuchilladas y estocadas al dicho Alº Ortiz así en la cabeça como en la cara como en otras partes del querpo y le rrompieron su cabeça y le salieron los sesos della y ansí mismo en las demás partes y le rompieron su cuerpo y le salió mucha sangre y de las dichas heridas murió quando entrava en el quinto día y está enterrado” (A.H.N., OO. MM., A.T., nº 58.371). También fueron heridos otros tres jóvenes que intentaron oponerse. Los asesinos se refugiaron en la capilla de N. S. de los Remedios y los Alcaldes no hicieron nada por capturarlos.

Foto de 1901 del escudo del doctor Esteban Zarco de Morales

Después de asegurarse de si se podía responder de los gastos del juicio, se inició el mismo y fueron interrogados tres miembros del clan del doctor Zarco, su hermano Juan y sus primos Alexo Martínez Zarco y Pedro Morales Botija, que fueron acusados de acoger la preparación de la conjura contra los Ortiz. La sentencia para ellos fue escandalosamente leve: un año de expulsión de la villa. Pero los autores materiales del crimen fueron ahorcados. Sin embargo, el jefe del clan no fue molestado en absoluto.  Unos años después, en 1575, dicho doctor Zarzo sería uno de los firmantes de las respuestas de El Toboso a las preguntas del rey Felipe II en las llamadas Relaciones topográficas. Tres miembros del clan Ortiz -Juan, Julián y Pascual- tuvieron que responder en los años siguientes a los interrogatorios de la Inquisición, víctimas de las venganzas enconadas de los Zarco, a cuyo clan pertenecían varios familiares de la Inquisición.
Estos sucesos nos muestran las luchas por el poder en el Concejo de El Toboso en la segunda mitad del siglo XVI.
Desde al menos la edición del Quijote de Diego Clemencín en 1836 se acudió a la figura del doctor Zarco de Morales para encontrar en la figura de su hermana Ana Zarco una personificación imposible de Dulcinea.

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