miércoles, 28 de diciembre de 2011

El monte de El Toboso en el mapa de Tomás López

En la Real Academia de la Historia de Madrid se conserva un mapa del partido de Ocaña realizado por Tomás López en 1784 en el que aparecen junto a  El Toboso  las ermitas de Santa Ana y San Andrés y representado el antiguo monte municipal.

miércoles, 21 de diciembre de 2011

Juegos en el "charco" del Pozo de La Puerta

Foto de 1916 del "charco" -laguna-  del Pozo de La Puerta, en la actualidad desecado

A veces los expedientes inquisitoriales proporcionan noticias indirectas, anecdóticas que nos muestran pequeños detalles de la vida cotidiana de la época. En un expediente inquisitorial del Archivo Diocesano de Cuenca del siglo XVI (leg. 234, nº 2974) figura un incidente transcurrido cuando unos jóvenes de El Toboso de 12 a 15 años después de dar de beber a las mulas en los abrevaderos del Pozo de La Puerta  aprovechaban para refrescarse y jugar en la laguna próxima. Los juegos terminaron en riña -"y sobre esto se dieron de muxicones"-, con lanzamiento de piedras incluido. Incluso las piedras llegaron a la ermita próxima de Santa María Magdalena. Y el padre de uno de ellos, Benito Ortiz, acabó azotando a su hijo Julián Ortiz por este incidente -"y porque a este confesante le había açotado su padre porque tiraba piedras a la hermyta". Desconocemos la ubicación exacta de esta ermita.

martes, 6 de diciembre de 2011

La hidalguía en El Toboso en el siglo XVI


Mapa sobre el porcentaje de hidalgos en los pueblos de La Mancha en el siglo XVI, según Jerónimo López-Salazar Pérez

A pesar de que Cervantes inscriba a Dulcinea de El Toboso entre los muchos y antiguos linajes nobiliarios de El Toboso -seguramente con ironía-, los archivos demuestran una aversión justificada de los habitantes de esta villa por tener como vecinos a este estamento exento de pagar impuestos. En 1530 no había ninguno,  pero  en el Vecindario de 1591 seis vecinos -aunque solo representan el 0,53% de la población- consiguieron convencer a los empadronadores de su condición hidalga, aunque finalmente un juez determinó su improcedencia. Esta situación contrasta con la de otros pueblos próximos, donde el porcentaje de hidalgos y nobles es muy superior -por ejemplo Miguel Estaban o Hinojosos-. Sin embargo otros pueblos como Campo de Criptana o Mota del Cuervo también muestran aversión a los hidalgos. El historiador Jerónimo López-Salazar Pérez -"Hidalgos de carne y hueso en La Mancha cervantina", Pedralbes, 25, (2005), pgs. 51-101)- lo justifica  por la competencia entre clanes rivales en los pueblos, pendientes de que no sobresalga el competidor -ya hemos hablado en otra entrada de estas luchas en El Toboso-. Este historiador recoge un documento de la Chancillería de Granada en el que se refleja cómo unos testigos oyeron decir -en el proceso por el que el concejo de Pedro Muñoz en 1593 alistó como pechero -contribuyente- a un hidalgo-: lo siguiente  «Empadronémosle, aunque sea hidalgo como lo es, e no consintamos que haya hidalgos en esta villa, pues no los consienten en El Toboso».
Uno de los casos más notorios y excepcionales de hidalguía de El Toboso es el de Zarco de Morales, que además de hacendado era doctor en Bolonia, aunque con problemas con la justicia por intentar medrar a costa de los bienes municipales.
Escudo de El Toboso, del que se eliminaron las marcas distintivas

En caso de conflicto sobre una hidalgúa se acudía al procedimiento judicial de la ejecutoria. De El Toboso solo hay constancia de una en el siglo XVII.
En el siglo XVII aumenta el número de hidalgos, de los que queda constancia documental y por los signos exteriores de su riqueza y representación social -escudos en las fachadas, capellanías..

jueves, 24 de noviembre de 2011

La crisis demográfica y económica de El Toboso en el siglo XVII

Escudo familiar de El Toboso conservado en la puerta de una casa particular

A lo largo del siglo XVII se produjo en El Toboso una grave crisis demográfica y económica en sintonía con el resto de la monarquía hispánica. La villa de El Toboso pasó de tener 1.247 vecinos (multiplicar por cuatro aproximadamaente para calcular los habitantes) en 1627 a 742 en 1683. Y en 1685 esa cifra se verá reducida hasta los 403 vecinos, por una terrible epidemia de tifus. Las epidemias habituales eran las de peste, pero entre 1683 y 1685 el tifus provocó una pérdida de población del 46 % . En concreto en 1684 hubo 440 muertos. (Kamen, H., La España de Carlos II, Crítica, 1980, p. 93). Por otra parte, la disminución de la población y el empobrecimiento general hicieron que bajase drásticamente el número de vecinos que debían sostener el injusto sistema de impuestos. En 1685 sólo 284 vecinos pagaban los impuestos (Ibídem, p. 303), que se repartían a cantidad fija por villa desde hacía muchos años. Por lo tanto cantidades prácticamente fijas a lo largo del siglo acababan siendo pagadas por muchísimos menos vecinos contribuyentes. La mayor parte de la carga impositiva recaía en los labradores. Recordemos que estaban exentos los nobles y el clero.

martes, 15 de noviembre de 2011

El toboseño Diego Avendaño en el Motín de Esquilache



Por diversas causas -carestía del pan, escasez generalizada de productos básicos, descontento social, lucha por el poder de distintos grupos nobiliarios...- se produjo en Madrid en marzo de 1766 -y en muchos lugares de España, entre ellos en El Toboso- una serie de protestas. En Madrid las protestas se radicalizaron cuando el ministro de Carlos III Esquilache prohibió el atuendo tradicional. El 23 de marzo de 1866, Domingo de Ramos, se inició el tumulto en la Plaza de Antón Martín y al día siguiente llegó a las puertas del Palacio Real. El rey Carlos III huyó el día siguiente al palacio de Aranjuez. Se asaltaron almacenes, cuarteles y cárceles. Y aquí aparece el toboseño Diego Avendaño, que consiguió en estas circunstancias salir de la cárcel -desconocemos qué delito había cometido- y convertirse en un cabecilla de la revuelta. Los rebeldes obligaron al obispo de Cartagena y Presidente del Consejo de Castilla Diego de Rojas a redactar una carta dirigida al rey con los motivos y circunstancias del motín. El encargado de llevar la carta a Aranjuez fue Diego Avendaño, que fue recibido por el rey. Carlos III intentó entregarle una propina pero Diego Avendaño le pidió el indulto y un trabajo. El rey le nombró guardia del Resguardo del Tabaco de Galicia. Avendaño regresó a Madrid con la contestación del rey, que se leyó en un balcón de la Casa de la Panadría de la Plaza Mayor frente a la multitud, que esperaba ansiosa las noticias que había traído el toboseño. El rey accedió a las peticiones de los amotinados -especialmente en la bajada del precio del pan- y pidió que terminase el motín. La destitución del ministro Esquilache le convirtió en el chivo expitatorio del descontento popular y de las intrigas de los distintos grupos de poder en la corte. Nada más sabemos de Diego Avendaño, protagonista accidental del Motín de Esquilache.

martes, 8 de noviembre de 2011

La capellanía de D. Francisco Morales Nieva

  • Verja de entrada a la antigua capilla de San Ildefonso, hoy llamada de la Virgen de los Remedios -popularmente conocida como Capilla de los Hierros- donde tenía su sede la capellanía fundada por D. Fco Morales Nieva y donde está enterrado. 

En una entrada anterior explicamos el  significado de las capellanías. Entre las muchas fundadas en El Toboso -en el Archivo Diocesano de Cuenca se conservan más de 60 expedientes- destaca la de D. Francisco Morales Nieva en 1628, de la que sería titular su sobrino D. Alejo Martínez Nieva y Morales -fundador del convento de Trinitarias de El Toboso-. Dicha capellanía, que tenía su sede en la llamada capilla de San Ildefonso, en 1788 se hallaba vacante por renuncia de su titular D. Fco. Mariano Martínez Cano y Nieva en 1786, por lo que D. Joaquín Pacheco, Patrono de "las Pías Memorias" fundadas por D. Francisco Morales Nieva, ordenó el nombramiento del bachiller y presbítero D.  Pedro Félix Martínez Cano y Nieva, hermano del anterior beneficiario. El nombramiento conllevaba "la carga de cuatro misas cada semana (por la intención del fundador) y una renta de 100 ducados (anuales)", -según un documento conservado en el Archivo Municipal de El Toboso-, cantidad considerable para la época. El nuevo capellán debía acudir ante la Justicia ordinaria de la villa de El Toboso para tomar posesión de la capellanía. Por lo tanto, el nuevo capellán debía dedicarse a decir las cuatro misas semanales en la capilla donde estaba enterrado su benefactor, para poder disfrutar de la renta de los cien ducados anuales. Para asegurar que se mantuviese en el tiempo la dotación económica de dicha capellanía se le asociaban una serie de bienes -tierras, censos y rentas-.

miércoles, 2 de noviembre de 2011

La guerra de la Independencia en El Toboso


Son numerosos los testimonios sobre la llamada Guerra de la Independencia de los españoles contra los invasores franceses entre 1808 y 1813 y en concreto de su paso por La Mancha y El Toboso. Tenemos crónicas y relatos de viajes de los franceses Rigel, Naylies, Rocca, del inglés Locker, numerosas cartas de oficiales, y otros documentos ofreciendo  diversos datos  sobre la situación en El Toboso en estos años. Algunos de los viajeros franceses prefieren ofrecer una imagen un tanto edulcorada resaltando la amabilidad del invasor con el pueblo de Dulcinea en una primera fase de la guerra. Pero en un periódico editado en Mexico –Gaceta extraordinaria del gobierno de México- el 3 de febrero 1813 se ofrecen noticias sueltas y entre ellas aparece la de que los franceses en agosto de 1812, cuando ya van  en retirada tras la decisiva derrota de Los Arapiles, a su paso por los pueblos de La Mancha van cometiendo todo tipo de tropelías. Después de pasar por Quintanar de La Orden el 15 de agosto de 1812, donde saquearon las casas, destruyeron los muebles y derramaron el vino y el aceite que no pudieron transportar y consumir, el día 17 de agosto entraron en El Toboso “en donde se ocuparon de lo mismo”. “En El Toboso apenas encontró el intruso qué comer ni quien lo hospedase, porque sabedores los vecinos de la ferocidad con que se conducen los enemigos, habían abandonado sus casas y puesto a salvo los efectos más valiosos que tenían”. En Mota del Cuervo el ministro O'Farrill ordenó proporcionar 20.000 raciones a los invasores, lo que no fue atendido por los habitantes de los pueblos próximos. El rey francés también huía en dirección a Valencia.

miércoles, 19 de octubre de 2011

El clientelismo político en El Toboso en el siglo XIX

El ministro de la Gobernación José Posada Herrera
Durante los gobiernos moderados del reinado de Isabel II, especialmente después del Bienio Progresista (1854-56) se intensificaron los mecanismos de manipulación electoral y de control político desde el Ministerio de la Gobernación -presidido por Posada Herrera en 1858 y en 1865-. Se articula una densa red clientelar para asegurar las fidelidades mediante el control de puestos claves. Como se ha establecido que la elección de Alcalde deje de hacerse por votación popular, es el gobernador civil quien suele decidir el nombramiento. Así aparece una extensa documentación que atestigua esta estructura de poder. En el Archivo del ministro José Posada Herrera aparece un documento en el que se recomienda el nombramiento del Alcalde y Teniente de Alcalde de El Toboso. Aquí es el cura párroco de El Toboso - no he podido confirmar si se trataba de D. Clemente María de Salazar, que sí era cura párroco de El Toboso unos años después, en 1868- el encargado de servir de enlace, solicitando el nombramiento de ambos cargos entre dos concejales del pueblo. Se pide el favor a Posada Herrera a través de José Ruiz Mailena, hermano político del cura párroco de El Toboso. José Ruiz Mailena utilizará esta justificación ante Posada Herrera: "“…apremiado por las exigencias de familia, unos lazos, sabe usted muy bien, cuanto pueden…en orden a un negocio, que, aunque al parecer no vale la pena, algo significará para mi político hermano, párroco del Toboso, cuando tanto interés toma por el, obligándome a que no me muestre indiferente y secunde sus miras” (AHPAS, Fondo Posada Herrera, caja 11.378, leg. 6, num. 2. Citado por J. A. Inarejos Muñoz, "Sotanas, escaños...", Hispania Sacra LX, 2008, p. 315).

lunes, 10 de octubre de 2011

El vino y las tinajas de El Toboso

Tinaja de El Toboso

Ahora que acaba de terminar la  cosecha de uva, y que comienzan a elaborarse algunos vinos excelentes en El Toboso que se exportan a muchos países, podemos recordar la estrecha conexión del vino y de las tinajas en El Toboso. En un documento  del Archivo Provincial de Toledo que consulté este verano aparece el contrato notarial establecido entre el  toboseño -cristiano nuevo, es decir, morisco, según se especifica- Gaspar Pérez, dedicado al transporte de vino y el tinajero Alejo López Morales para que le suministre dos tinajas de sesenta arrobas por un valor de 104 reales para almacenarlo. El documento notarial es de 1602. Lo curioso es que contra lo que podría pensarse el artesano tinajero no es el morisco sino el cristiano viejo. El morisco es el comercial y transportista, que diríamos hoy. Las tinajas se utilizaban para el depósito temporal del vino y para el transporte se  preferían los pellejos o toneles, más apropiados para los tortuosos caminos de la época. En esa época El Toboso ya producía comparativamente cierta cantidad de vino -muchísimo menos que ahora obviamente-, según podemos deducir del impuesto del diezmo. En 1576, de los 250 pueblos que respondieron a las Relaciones Topográficas de Felipe II, El Toboso producía 30.000 arrobas, lo que le sitúa en el noveno lugar. Por eso eran importantes las tinajas, para almacenar el vino hasta que se consumiese o transportase a otros lugares.

jueves, 29 de septiembre de 2011

Antiguos palomares en El Toboso

En el Catastro de Enseñada de El Toboso de mediados del siglo XVIII se relacionan varios propietarios de palomares -Pedro Medianero, Francisco Ortiz Zarco y Ana María Gómez, con una producción estimada de 50 reales-. Algunos palomares antiguos han perdurado en El Toboso hasta época reciente. En esta fotografía de mediados del siglo pasado aparecen aún dos grandes palomares. El de abajo a la izquierda con un patio interior cuadrangular ha pervivido hasta nuestros días al formar parte de la restaurada de la Casa-Museo de Dulcinea, antigua casa del Doctor Zarco de Morales. En la parte superior derecha de la fotografía aparece otro palomar, en este caso con un  patio excepcionalmente circular, que desapareció en los años setenta del siglo pasado. En la parte interior de los palomares se encontraba esa perfecta cuadrícula -como panales- de adobes en  donde anidaban las palomas, situada desde una altura de un metro -para que no subiesen los roedores- hasta el techo -a unos 7 u 8 metros-. En los patios interiores -ocultos del exterior- se depositaba el agua y la comida para las palomas.

lunes, 19 de septiembre de 2011

El toboseño Bautista Muñoz y el rey Fernando VII

En El Semanario Pintoresco Español de 1848 (17, 129) en un artículo de J. Jiménez-Serrano titulado "Un paseo a la patria de Don Quijote" aparecen dos anécdotas muy curiosas referidas al toboseño Bautista Muñoz y al rey Fernando VII. La primera nos cuenta  el encuentro de Bautista Muñoz –suponemos que en 1814 cuando regresó el rey Fernando VII, llamado El Deseado”, después de la Guerra de la Independencia, suprimió la Constitución de Cádiz y comenzó a reinar como monarca absoluto- con el rey Fernando VII en la Venta próxima al pueblo –hoy conocida como Venta de Don Quijote-. Transcribo literalmente: “Asímismo es célebre esa venta por haber descansado y hecho parada en ella el rey Fernando VII, al cual se presentó Bautista Muñoz, de aquella villa, labrador, de carácter sencillo, cortado al palo de la misma madera que Sancho Panza y de tan hercúleas fuerzas, que al penetrar en la estancia donde se encontraba el rey Fernando, se arrojó en sus brazos y de tal manera estrechó al monarca entre los suyos, que hubo de decirle éste: ¡Déjame ya hombre, que me estrujas! Déjame y dime que es lo que quieres. –Señor –contestó Bautista- “quiero que V. M. me dé un tambor, para los realistas (Histórico)".
Esta  anécdota hace referencia a que cuando regresó el rey a España en 1814 fue recibido con júbilo por el pueblo, que pareció aceptar gustoso que su rey acabase con la reforma constitucional y los nuevos derechos conseguidos y reinstaurase el rigor absolutista del Antiguo Régimen. Bautista Muñoz le pide al rey un tambor para encabezar los desfiles de los realistas en honor al rey. Los liberales partidarios de la Constitución de Cádiz de 1812 serán detenidos.
El artículo continua con otra anécdota: "En otra ocasión que fue Bautista a ver al rey, con quien decía que tenía vara alta, le interceptó el paso el centinela que guardaba la escalera que conducía a las habitaciones de Fernando VII. Bautista, sin pararse en barras, dio tan fuerte empellón al centinela que éste fue rodando escaleras abajo, deshaciéndose aquél del mismo modo de cuantos le obstruían el paso, hasta que, un jefe, penetró en la estancia del rey y le contó lo que pasaba, a loa que contestó S. M: -Dejarle pasar: ese es Bautista, el de El Toboso. En castigo, mandó el rey a sus palaciegos que con mucho disimulo pusieran un papel en su espalda con un letrero que decía: Soy Bautista el de El Toboso. Madrid entero celebró este rasgo y cada persona que cruzaba al paso de Bautista, ya fuese caballero, señora, chispero o criada de servicio, detenía a nuestro buen hombre, y lo saludaban a cada paso. Y el infeliz Bautista se marchó de la corte diciendo a los de su pueblo: No sabía que tanta gente me conociera en Madrid”.
Esta segunda anécdota alude -suponemos que unos años después, con el rey ya intalado en el Palacio Real como monarca absoluto- tanto a la campechanía del rey como a su mítica doblez, hipocresía y crueldad, aunque en este caso, afortunadmente, no pasa de mofarse de un pobre labriego toboseño.
Podríamos concluir que en estas dos anecdotas se ejemplifica la candidez del pueblo español y la hipocresía de su rey, que acabó con sus derechos, burlándose de su buena fe. Fernando VII ha pasado a la historia por ser un rey despiadado y cruel que no dudó en perseguir a los liberales que habían redactado la primera constitución española y que esperaron ingenuamente que el rey por el que habían luchado respetaría.

jueves, 15 de septiembre de 2011

Tobosescas tinajas

Recientemente, con motivo de la celebración del 50 Aniversario de los que nacimos en El Toboso en 1961 diseñamos este recuerdo de cerámica, en colaboración con el taller de artesanía de El Toboso Toboshop, que alude al fragmento del capítulo 18 de la 2ª parte de El Quijote, que dice lo siguiente:
 "De lo que sucedió a don Quijote en el castillo o casa del Caballero del Verde Gabán, con otras cosas extravagantes.
Halló don Quijote ser la casa de don Diego de Miranda ancha como de aldea; las armas, empero, aunque de piedra tosca, encima de la puerta de la calle; la bodega, en el patio; la cueva, en el portal, y muchas tinajas a la redonda, que, por ser del Toboso, le renovaron las memorias de su encantada y transformada Dulcinea; y sospirando, y sin mirar lo que decía, ni delante de quién estaba, dijo:
-¡Oh dulces prendas, por mi mal halladas,
Dulces y alegres cuando Dios quería!
¡Oh tobosescas tinajas, que me habéis traído a la memoria la dulce prenda de mi mayor amargura!"
Se trata de una pieza simpática que muestra a una sorprendida Dulcinea al verse asociada a las famosas tinajas de El Toboso. Hemos querido contribuir de esta forma sencilla a recuperar nuestra cultura, nuestras señas de identidad, uniendo los dos referentes más importantes de nuestro pueblo: Dulcinea y las tinajas.



viernes, 9 de septiembre de 2011

El azumbre de El Toboso


El azumbre era una unidad de medida de capacidad de líquidos utilizada durante la Edad Moderna en Castilla y hasta bien entrado el siglo XX. Equivalía a dos litros y se descomponía en cuatro cuartillos. Se utilizaba para medir el vino y la leche principalmente. Excepcionalmente se ha conservado este azumbre que debió ser la medida de referencia utilizada por la villa de El Toboso, como indica la inscripción que aparece en  la parte superior de la fotografía -junto a la boca-. Había un concejal encargado de vigilar los pesos y medidas de la villa para evitar el fraude. Otras medidas de capacidad eran la cántara -8 azumbres- y la tinaja -24 azumbres-. También se han conservado azumbres y cuartillos de particulares, como este, donde en la parte inferior figura el nombre del propietario:

miércoles, 7 de septiembre de 2011

Evolución demográfica en El Toboso

A veces las fotografías cobran significado por su contexto y resulta inevitable mirar con objetividad -porque lo más facil es inventar realidades paralelas complacientes pero inexactas e ineficaces o hacer brindis al sol-. Cada vez es más habitual la celebración de aniversarios -como este de la foto del 50 aniversario, de los que nacimos en El Toboso en 1961-. En ese año nacimos 75 niños. La falta de perspectivas económicas ha ido provocando una emigración constante -aparte de la evolución general de la tasa de fecundidad-  por lo que en la actualidad no nacen más de 15 niños en el pueblo. Los fallecimientos son de unas 40 personas. Las previsiones demográficas por tanto no son demasiado halagüeñas, de seguir la estructura socioeconómica en la misma situación. Por lo tanto hay celebraciones que a su vez evidencian situaciones que se hacen palpables, si huimos de la inconsciencia, y que ponen de relieve la grave perspectiva demográfica que viven pueblos como El Toboso.

jueves, 1 de septiembre de 2011

Recuperación de la memoria histórica en Quintanar de la Orden




Recientemente he tenido conocimiento de que en el Cementerio Municipal de Quintanar de la Orden están colocadas varias placas conmemorativas con los nombres de los republicanos fusilados tras la Guerra Civil, cuyos cuerpos estuvieron depositados durante decenios en una fosa común. Aparecen los nombres agrupados por pueblos, y en concreto aparecen los nombres de diez toboseños. No es necesario acudir a los referentes de la historiografía más reciente sobre la Guerra Civil y la posguerra -algunos historiadores hablan de "holocausto", otros de "gulag" para calificar con referentes universales las matanzas entre  españoles-, sencillamente es un acto de civilización póstuma superadora de la barbarie.

miércoles, 20 de julio de 2011

Las industrias de El Toboso a finales del siglo XIX


Los Anuarios del Comercio y la Industria en el siglo XIX eran una especie de Páginas Amarillas donde se exponían los principales datos de cada pueblo y ciudad de España, detallando los negocios y profesiones liberales existentes -no se especifican los propietarios agrícolas-. Así encontramos en el Anuario del Comercio y la Industria de 1883 los siguientes datos sobre El Toboso: la población era de 1816 habitantes, el alcalde se llama Enrique Ortega, el maestro Silverio Yébenes, la maestra Inocencia Sierra. Había fábricas de aguardiente -hermanos Lozano y Mª Eugenia Villegas-, un tratante de carnes –Manuel Sánchez-, carpinteros –Francisco Cano, Antonio Gómez, Manuel Lamadrid-, constructores de carros –Raimundo Marín, Domingo Morales, José María Nieto-, cererías –Calixto Manzanares-, Juan Antonio Muñoz, Miguel Olmo y Eleuterio Sánchez-, un cerrajero –Telesforo Hernández-, un cirujano –Crisóstomo Carrasco-, un estanquero –Francisco Rodríguez-, un farmacéutico –Francisco Muñoz-, un guarnicionero –Diego Guillén-, herreros –Vidal Marín, Juan de Dios Robles-, un médico –Cristóbal de Diego y Cholvi-, panaderos –Santos Alcolado, José Benito, Cosme López, Luis Lucendo, Francisco Ortiz, Francisco Valdepeñas-, sastres –Nicolás Araque, Marcelino Hernández, Nicasio Panduro, Jesús Sánchez-, fábricas de tinajas de Vicente Gómez Barrajón y Valeriano León Martínez.
De todos estos negocios solo ha sobrevivido el de las cererías, que es la industria más importante del pueblo. Desaparecieron las fábricas de aguardiente y las fábricas de tinajas. El pueblo optó por la agricultura como fuente casi única de ingresos, lo que sin duda contribuyó a prolongar su decadencia.

miércoles, 29 de junio de 2011

Los moriscos de El Toboso

Francisco J. Moreno Díaz publicó su tesis doctoral con el título de Los moriscos de la Mancha (CSIC, Madrid, 2009) y se trata de una obra metódica, profunda, con una utilización magnífica de las fuentes documentas -especialmente de los protocolos notariales-. A lo largo de toda la obra,, en la que se analizan aspectos económicos y sociales de la minoría morisca expulsada de Granada y asentada a la fuerza en diversos pueblos de La Mancha, se proporcionan datos sobre los moriscos de El Toboso. Así por ejemplo, aparte de los datos que ya conocíamos sobre su número -se pasa de  los 161 sobre una población de 3.461 en 1571 a 269 sobre una población de 4.500 en 1610-, descubrimos el precio que pagaron por las casas que adquirieron al ser obligados a establecerse en la villa -desde los 120 ducacos que pagó Alonso Martínez o los 200 reales que pagó Luis García Zarco-, sus profesiones -tenderos de especiería, agricultores de azafrán, braceros...-. Que Diego de Mendoza y otros firmaron un contrato para segar con Luis y Gabriel de Villanueva en 1602, donde se estableció que por cada fanega de trigo o candeal de cien varas cuadradas, los moriscos recibirian "ocho reales y cuartillo, dos azumbres de vino y celemín y medio de harina o candeal y 4 onzas de tocino y 4 de queso y en cada diez fanegas de candeal o trigo una borrega". A algunos se les permitió salir del pueblo para comerciar en Toledo -aunque por lo general otro debía avalarlos con sus bienes para permitirselo-, pero aparecen testimonios de protestas porque no se les permite negociar con el transporte -trajineros- de trigo desde Cartagena para el pósito municipal -no dejándoles competir con los parientes y allegados de los concejales-. Durante los años que permanecieron en la villa fueron sometidos a un severo control religioso, político y social. Cuando finalmente fueron obligados a abandonar El Toboso y España, tuvieron que malvender sus propiedades y negocios y así el autor adjunta una detallada lista de damnificados-según reflejan los protocolos notariales celebrados entre febrero y abril de 1610-. Por ejemplo Ginés Mayoral, Juan Vicario y Ginés Zarco se vieron obligados a vender a Juan de Morales -carpintero- 6 fanegas de tierra sembradas de cebada por 174 reales. En otros casos vendieron la inversión en tierras sembradas de azafrán o cebada. Curiosamente el tendero García Zarco donó a la parroquia más de 1000 reales al ser expulsado y Diego Velázquez regaló a la cofradía "del nombre de Jesús de la villa y a su mayordomo" 283 reales. Por su parte a Alonso Tomé, a Martín de Teruel y a Martín de Chichilla les incautaron sus casas. El autor también proporciona datos muy interesantes sobre los más diversos aspectos de la vida cotidiana de estos españoles obligados a abandonar España por la intransigencia religiosa y política.

lunes, 27 de junio de 2011

Arboles de El Toboso

Desgraciadamente quedan pocos árboles en el campo de El Toboso, por eso destacan algunos ejemplares aislados. Por ejemplo esta extraordinaria encina que en su tiempo debió formar parte de los accesos al monte de Gúzquez, y que milagrosamente ha sobrevivido -la extensión de viñedo acabó con casi todos los árboles del término-. Hasta hace unos años permitía  apreciar una gran vista de El Toboso, como aparece en esta fotografía. Los árboles y las estaciones, esa pareja eterna.
La encina en invierno
El paisaje forma parte del patriminio de todos, pero su valoración y conservación son muy difíciles de conseguir. En el campo de El Toboso son más numerosos los ejemplares de grandes almendros como estos de la fotografía de hace algunos años, situados junto a una antigua huerta con una casa recientemente remozada.
Los almendros en febrero



Almendros en verano

Otra especie muy distinta, prácticamente el único árbol ornamental que encontramos, es el ciprés, asociado por estas tierras a la simbología funeraria.
Cipreses del cementerio en noviembre

Otras especies de árboles han estado a punto de desaparecer, como los olmos, víctimas de la grafiosis, sin embargo de algunos retoños se han vuelto a formar espléndidos ejemplares.
Olmos -salvados después de la grafiosis- en verano

Olmos en la Casa museo de Dulcinea

El membrillero en septiembre


Olivares en enero

Exóticos pistachos

miércoles, 15 de junio de 2011

Las antiguas casas de campo de El Toboso



Hace once años realicé una exposición de fotografía en el centro cultural José Angel Muñoz sobre las casas de campo semiderruidas de El Toboso. Hoy prácticamente han desaparecido. A medida que no se renovaba la capa de cal y se retejaba, el adobe y los tapiales se han ido fundiendo con la tierra. Eran el vestigio de la vida en el campo, cuando el transporte era mucho más lento y se vivía durante semanas en ellas. Había decenas de estas casas, con sus cuadras con pesebres, el fuego y el camastro. Las más modestas eran de una sola pieza, pero también había otras de dos pisos, con la cuadra separada de la cocina en la parte inferior y un palomar en la planta superior -con las características cuadrículas de adobe, como una especie de panal-. Las ventanas, si las había debían estar orientadas al midiodía al igual que la puerta, o en todo caso al saliente, pero nunca al norte, para evitar el cierzo. Por lo general se las conocía por el nombre o el apodo del propietario aunque otras hacían referencia al paraje donde estaban ubicadas -casa de "La Rambra" por ejemplo, que aparece en la imagen de abajo a la derecha-. Formaban parte esencial de nuestro paisaje. Hoy a lo sumo quedan algunos restos, un montón de escombros en todo caso.






 
 

sábado, 28 de mayo de 2011

El Toboso, El Quijote y Bienvenido Mister Marshall



Aunque por desgracia no se rodó ninguna secuencia de esta  extraordinaria película del tristemente fallecido Luis García Berlanga en El Toboso -y no dedico este blog a comentar cuestiones de actualidad-, no puedo evitar asociarlos. Hoy ha aparecido un artículo titulado Hidalgos de puertas adentro en El Viajero que pone en evidencia la inversión millonaria llevada a cabo en el Museo del Hidalgo de Alcázar de San Juan. Curiosamente, queda de manifiesto la necesidad de conectar ese museo con  El Toboso: "Miguel de Cervantes no quiso acordarse de ese lugar de La Mancha donde hace más de cuatro siglos vivía un hidalgo "de los de lanza en astillero, adarga antigua, rocín flaco y galgo corredor", pero sí dejó las señas de su amada soñada: El Toboso. Conocida desde antiguo como Casa de la Torrecilla, la casa museo de Dulcinea en El Toboso se alza en el lugar donde vivió Ana Martínez Zarco de Morales, la Dulce Ana que inspiró a Cervantes el personaje femenino del Quijote. Fue reconstruida en los años sesenta del pasado siglo y amueblada con enseres de la época que le han permitido recuperar el aspecto que debió de tener en el siglo XVI, con las dependencias de labranza en la planta baja, las alcobas en la parte superior, huerto y palomar. "Has de saber, Sancho, si no lo sabes, que dos cosas solas incitan a amar más que otras; que son la mucha hermosura y la buena fama, y estas dos cosas se hallan consumadamente en Dulcinea".
El pasado 13 de abril la Comisión de Cultura del Congreso de los Diputados  aprobó una proposición para la creación de una Red de Centros Cervantinos de cara a 2015. Por supuesto se han elegido  lugares de tan "probada" conexión cervantina como Argamasilla de Alba y Alcázar de San Juan. Por supuesto no se incluye a El Toboso, ese lugar que sólo se menciona unas cuantas decenas de veces en El Quijote -que creó una extraordinaria colección de Quijotes desde los años 30 y que en la actualidad tiene numerosos ejemplares en distintas lenguas que exhibe en un Centro Cervantino creado hace varios lustros, por el que han pasado decenas de miles de turistas, que lleva celebrando 20 años unas jornadas cervantinas con representaciones teatrales de la obra cervantina con tan pocos medios como entusiasmo de todo sus vecinos-. Si el IV Centenario de la I parte del Quijote pasó por El Toboso como un Mister Marshall -se repartieron los dineros por toda la región a partes iguales, diluyendo y devaluando la ruta del Quijote, y así  a El Toboso le tocaron sus 300 árboles de rigor y dos merenderos y se limpió el polvo del Museo de Dulcinea-, el IV Centenario de la II Parte en 2015 lleva camino de volver a ningunear a este pueblo olvidado de todas las administraciones a la hora de la verdad. Recientemente el Ayuntamiento de El Toboso aprobó por unanimidad en un Pleno elevar una queja a la Comisión de Cultura del Congreso que aprobó esa propuesta que relega a El Toboso una vez más. Me temo que tendremos que volver a engalanar el pueblo y vestirnos de época -como tantas veces, que para eso estamos- para cuando vuelvan los eternos Mister Marshall de paso hacia los afortunados centros cervantinos. Cervantes, que tanto supo de contrariedades, de la negación de reconocimiento y valía se sorprendería de cómo se reparten los certificados de idoneidad cervantina  asociados a las prebendas de centenario.



miércoles, 4 de mayo de 2011

El Toboso en la versión de Don Quijote de Rafael Gil

Rafael Gil rodó en 1947 una magnífica versión de Don Quijote, grabando algunas secuencias en El Toboso, como vemos en esta selección, lo que nos permite reconocer imágenes congeladas de sus calles.

jueves, 28 de abril de 2011

El Toboso en la película La venganza de J. A. Bardem

Ya hemos comentado en otra entrada la relación de El Toboso con el cine, ahora adjunto las secuencias de la película de Bardem La venganza rodadas allí en 1957, sobre todo las secuencias que transcurren junto al pozo de la torre con la visión de la iglesia a fondo, con los protagonistas -Jorge Mistral y Jaff Valone- en una tensa escena próxima al desenlace, en la que aparecen figurantes toboseños cantando y tocando instrumentos. Carmen Sevilla  aparece en otra escena situada en unas dependencias de labor.

martes, 12 de abril de 2011

El Toboso en el documental La ruta de Don Quijote de R. Biadiu

Ya hemos hablado en varias entradas del documental de Ramón Biadiu La ruta de Don Quijote, de 1934. Aquí adjunto el fragmento correspondiente a El Toboso, aunque la mitad del metraje representa imágenes de la fabricación de cántaros de Mota del Cuervo.

domingo, 3 de abril de 2011

Las capellanías de El Toboso


Hay un capítulo poco conocido de un aspecto importantísimo del funcionamiento de las parroquias locales en el Antiguo Régimen, a pesar de haber dejado ingentes documentos históricos. Me refiero a los beneficios eclesiásticos y a las capellanías, tema que apenas conozco pero sobre el que seguiré a Pedro Ruiz Torres en Reformismo e Ilustración (Crítica/Marcial Pons, Barcelona, 2008). En concreto, en el Archivo Municipal de El Toboso, existen numerosos expedientes sobre capellanías. A partir del Concilio de Trento en el siglo XVI se intentó remediar la accidentada situación económica de muchos sacerdotes y se decidió crear un beneficio o dotación o renta económica anual como condición imprescindible para poder ordenarse, para que pudiesen mantenerse dignamente. Además gozaban de la exención de los impuestos como la alcabala sobre el consumo de determinados productos esenciales. “El beneficio eclesiástico proporcionaba rentas a veces basadas en impuestos religiosos, como los diezmos y las primicias, cobros por el ejercicio del culto y demás derechos, así como en algunas ocasiones procedentes de un patrimonio agrario o urbano vinculado” (p. 136). No todos lograban disfrutar de un beneficio y muchos debían conformarse con las rentas de una capellanía, “obra pía mediante la cual el fundador, por lo general persona acomodada, dejaba en su testamento una cantidad de dinero en forma de renta con el objeto de sufragar un número de misas para la salvación de su alma”. Este procedimiento en muchos casos tenía otros fines paralelos. “El acceso al sacerdocio de un hijo segundo o tercero ahorraba al padre la legítima y a cambio creaban un patrimonio vinculado que le aseguraba el porvenir, con los privilegios y exenciones de la condición eclesiástica”. Estos legados retornaban a las familias a través de nuevos beneficios o capellanías. Esto generaba grandes diferencias entre los sacerdotes según las rentas asignadas. (págs. 136 y 137).
A veces se generaban pleitos sobre la posesión o transmisión de estas rentas. Entre los numerosos expedientes de capellanías del Archivo Municipal de El Toboso, destaca el de una de las capellanías mejor dotadas, la fundada por D. Alejo Martínez a mediados del siglo XVII y que generó numerosos litigios. 

domingo, 13 de marzo de 2011

Las columnas datadas de El Toboso

En El Toboso es muy habitual dejar la datación temporal inscrita por todas partes: en tinajas, en arcos de piedra, en paredes de yeso, en tejas..., y también en las columnas de los patios -en el capitel, en la basa, en el fuste-. Hay columnas datadas en los siglos XVI, XVII y XVIII.



domingo, 27 de febrero de 2011

Mapa del camino de Aranjuez a Valencia y Murcia de 1809

En 1809 Alejandro Laborde publicó en París un mapa con los principales caminos de España. En 1816 se publicó la traducción española con el título de Itinerario descriptivo de las provincias de España...con varios mapas. Entre ellos se encuentra el del camino de Aranjuez a Valencia y Murcia, donde aparece El Toboso como único lugar que se cita a pesar de estar desviado de la ruta principal.





martes, 15 de febrero de 2011

Las precipitaciones en El Toboso en los últimos 19 años

En el gráfico podemos observar la evolución de las precipitaciones en El Toboso en los últimos 19 años, donde 2010 aparece como el año más lluvioso, con 569 litros, y el menos lluvioso 2005 con 153 litros. La media es de 351 litros. Los últimos cinco años han tenido una media superior a todo el período. Los datos han sido recogidos diariamente por Luis Gómez Muñoz.

La gran torre de El Toboso

 Aunque la torre de la iglesia parroquial de El Toboso ha servido para rehacer una de las frases más comentadas de El Quijote y dotarla de u...