miércoles, 29 de junio de 2011

Los moriscos de El Toboso

Francisco J. Moreno Díaz publicó su tesis doctoral con el título de Los moriscos de la Mancha (CSIC, Madrid, 2009) y se trata de una obra metódica, profunda, con una utilización magnífica de las fuentes documentas -especialmente de los protocolos notariales-. A lo largo de toda la obra,, en la que se analizan aspectos económicos y sociales de la minoría morisca expulsada de Granada y asentada a la fuerza en diversos pueblos de La Mancha, se proporcionan datos sobre los moriscos de El Toboso. Así por ejemplo, aparte de los datos que ya conocíamos sobre su número -se pasa de  los 161 sobre una población de 3.461 en 1571 a 269 sobre una población de 4.500 en 1610-, descubrimos el precio que pagaron por las casas que adquirieron al ser obligados a establecerse en la villa -desde los 120 ducacos que pagó Alonso Martínez o los 200 reales que pagó Luis García Zarco-, sus profesiones -tenderos de especiería, agricultores de azafrán, braceros...-. Que Diego de Mendoza y otros firmaron un contrato para segar con Luis y Gabriel de Villanueva en 1602, donde se estableció que por cada fanega de trigo o candeal de cien varas cuadradas, los moriscos recibirian "ocho reales y cuartillo, dos azumbres de vino y celemín y medio de harina o candeal y 4 onzas de tocino y 4 de queso y en cada diez fanegas de candeal o trigo una borrega". A algunos se les permitió salir del pueblo para comerciar en Toledo -aunque por lo general otro debía avalarlos con sus bienes para permitirselo-, pero aparecen testimonios de protestas porque no se les permite negociar con el transporte -trajineros- de trigo desde Cartagena para el pósito municipal -no dejándoles competir con los parientes y allegados de los concejales-. Durante los años que permanecieron en la villa fueron sometidos a un severo control religioso, político y social. Cuando finalmente fueron obligados a abandonar El Toboso y España, tuvieron que malvender sus propiedades y negocios y así el autor adjunta una detallada lista de damnificados-según reflejan los protocolos notariales celebrados entre febrero y abril de 1610-. Por ejemplo Ginés Mayoral, Juan Vicario y Ginés Zarco se vieron obligados a vender a Juan de Morales -carpintero- 6 fanegas de tierra sembradas de cebada por 174 reales. En otros casos vendieron la inversión en tierras sembradas de azafrán o cebada. Curiosamente el tendero García Zarco donó a la parroquia más de 1000 reales al ser expulsado y Diego Velázquez regaló a la cofradía "del nombre de Jesús de la villa y a su mayordomo" 283 reales. Por su parte a Alonso Tomé, a Martín de Teruel y a Martín de Chichilla les incautaron sus casas. El autor también proporciona datos muy interesantes sobre los más diversos aspectos de la vida cotidiana de estos españoles obligados a abandonar España por la intransigencia religiosa y política.

lunes, 27 de junio de 2011

Arboles de El Toboso

Desgraciadamente quedan pocos árboles en el campo de El Toboso, por eso destacan algunos ejemplares aislados. Por ejemplo esta extraordinaria encina que en su tiempo debió formar parte de los accesos al monte de Gúzquez, y que milagrosamente ha sobrevivido -la extensión de viñedo acabó con casi todos los árboles del término-. Hasta hace unos años permitía  apreciar una gran vista de El Toboso, como aparece en esta fotografía. Los árboles y las estaciones, esa pareja eterna.
La encina en invierno
El paisaje forma parte del patriminio de todos, pero su valoración y conservación son muy difíciles de conseguir. En el campo de El Toboso son más numerosos los ejemplares de grandes almendros como estos de la fotografía de hace algunos años, situados junto a una antigua huerta con una casa recientemente remozada.
Los almendros en febrero



Almendros en verano

Otra especie muy distinta, prácticamente el único árbol ornamental que encontramos, es el ciprés, asociado por estas tierras a la simbología funeraria.
Cipreses del cementerio en noviembre

Otras especies de árboles han estado a punto de desaparecer, como los olmos, víctimas de la grafiosis, sin embargo de algunos retoños se han vuelto a formar espléndidos ejemplares.
Olmos -salvados después de la grafiosis- en verano

Olmos en la Casa museo de Dulcinea

El membrillero en septiembre


Olivares en enero

Exóticos pistachos

miércoles, 15 de junio de 2011

Las antiguas casas de campo de El Toboso



Hace once años realicé una exposición de fotografía en el centro cultural José Angel Muñoz sobre las casas de campo semiderruidas de El Toboso. Hoy prácticamente han desaparecido. A medida que no se renovaba la capa de cal y se retejaba, el adobe y los tapiales se han ido fundiendo con la tierra. Eran el vestigio de la vida en el campo, cuando el transporte era mucho más lento y se vivía durante semanas en ellas. Había decenas de estas casas, con sus cuadras con pesebres, el fuego y el camastro. Las más modestas eran de una sola pieza, pero también había otras de dos pisos, con la cuadra separada de la cocina en la parte inferior y un palomar en la planta superior -con las características cuadrículas de adobe, como una especie de panal-. Las ventanas, si las había debían estar orientadas al midiodía al igual que la puerta, o en todo caso al saliente, pero nunca al norte, para evitar el cierzo. Por lo general se las conocía por el nombre o el apodo del propietario aunque otras hacían referencia al paraje donde estaban ubicadas -casa de "La Rambra" por ejemplo, que aparece en la imagen de abajo a la derecha-. Formaban parte esencial de nuestro paisaje. Hoy a lo sumo quedan algunos restos, un montón de escombros en todo caso.






 
 

La persecución inquisitorial de la familia Alonso-Villanueva de El Toboso

 El Archivo Diocesano de Cuenca contiene un conjunto de expedientes inquisitoriales referidos a El Toboso de inestimable valor para conocer ...