Recorriendo las casas de El Toboso podemos descubrir antiguas columnas empotradas en paredes y soportando techos incoherentes, pero la estructura revela que se trata de añadidos del tiempo, espacios cegados -fruto de múltiples particiones y divisiones por herencias-, que en su origen debieron soportar recias vigas de madera y dar paso a patios luminosos que albergarían un pozo algibe rodeado de alpidistras y geranios. Al menos nos han quedado estas columnas, con bellos fustes y capiteles, testigos del gusto por la belleza que rodeó a los toboseños de los siglos XVII, XVIII o XIX, cuando construyeron sus casas.
miércoles, 13 de noviembre de 2013
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