A partir del dibujo de Carlos de Haes de 1865 podemos indagar en el espacio representado, y nos detendremos en el el famoso horno situado tras el arco ojival de la antigua muralla.
El horno era del Ayuntamiento y se arrendaba, se llamaba de la torrecilla, porque había una antigua torre, que aún puede verse en este dibujo. En el Catastro de Ensenada de 1752 se menciona el precio de su arrendamiento anual por 335 reales de vellón -aproximadamente la misma cantidad que ganaba un labrador anualmente-. Con el tiempo pasó a ser horno privado hasta que se remodeló con gran polémica hace unos años. El Toboso es de los pocos pueblos de Castilla-La Mancha con restos de las puertas de entrada -de estas características e importancia- a la antigua muralla medieval. No se fue capaz en su momento de haber reservado este espacio como lugar público -con los expedientes que hubiesen sido necesarios y solicitando los apoyos oportunos-, para reclamo turístico, que, contradictoriamente es casi la única industria que funciona en el pueblo desde la desaparición de las tinajas - con la excepción de la elaboración del vino y de las velas.
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