El periodista y escritor norteamericano August F. Jaccaci hacia 1890 realizó un viaje por la Mancha siguiendo el rastro del Quijote y en 1896 apareció en Nueva York su libro titulado On the Trail of Don Quixote -publicado en España en 1915 como El camino de Don Quijote-. El capítulo dedicado a El Toboso describe sobre todo la posada en la que se hospedó. La obsesión de los viajeros distinguidos debía ser encontrar posadas limpias, y describe gratamente la que encontró: "Su elogio quedará hecho al decir que me evocó a Holanda. Los suelos en ladrillos de patio (sic) y los cuartos, relucián; la luz cruda entraba por las ventanas a través de unas cortinas; algunas estampas de patéticas escenas religiosas adornaban ingenuamente las paredes blanqueadas con cal". La familia que cuidaba esta posada estaba compuesta por dos hijas, María y Juana, y los padres.
Ilustración de Daniel Vierge para la edición inglesa del libro On the Trail of Don Quixote de 1897
Se detiene especialmente en la descripción del padre a quien presenta de la siguiente manera: "Era un fanático, de una intolerancia feroz; uno de los rasgos más fuertes que el extranjero nota en los españoles. Hasta ahora yo no había notado en nadie este sentimiento; pero la de este posadero valía por la de muchos. No era Don Quijote en sus contiendas caballerescas tan aferrado a ideas como este gigante hostelero cuando prorrumpía en invectivas contra las malas costumbres de la generación actual, contra la indiferencia religiosa reinante, contra la inobservancia de prácticas establecidas por la santa madre Iglesia católica. (...) Según él, este mundo iba a la ruina por un camino lleno de abrojos, lo cual corroboraba con el incalificable proceder de unos gobiernos que, escandalosamente, sin respeto alguno humano o divino, robaron a la Iglesia española sus tierras, sus casas, sus tesoros, dejando en la calle a frailes y monjas. Antes, en El Toboso mismo, a cada paso podía encontarse, si no una iglesia, una capilla, un convento. De todo este culto, sólo dos iglesias habían quedado para todo el pueblo. ¿Cómo, sin inguna riqueza, irá ahora la Iglesia poder realizar el bien?".
Este personaje que describe Jaccaci muestra su opinión crítica respecto a la desamortización que se llevó a cabo a mediados del siglo XIX y que puso en manos privadas foráneas miles de hectáreas y de numerosas fincas urbanas que pertenecían a la Iglesia en El Toboso -y que analizaremos más detalladamente en otra entrada.
Jaccaci sigue narrando la situación que se vivía en la posada, marcada por el fanatismo religioso del propietario -rezos continuos...-, que sería la causa de la escasa clientela. Prosigue: "Cuando, por la tarde, oía cantos de alegría en la vecindad y le preguntábamos, contestaba con cierto sentimiento:
-Es de la otra posada. Dios quiera que el fuego consuma de arriba abajo, hasta los cimientos, esa casa de herejes".
Poco más añade el escritor, salvo mencionar que todavía persiste la industria tinajera.
En unos cuantos párrafos Jaccaci nos ha presentado a todo un personaje, representante quizá de un estado de opinión en una parte El Toboso en esa época.
Foto de J. Arnau posterior -1932- que también muestra una escena de una posada en El Toboso
Podemos suponer que Jaccaci no quiso poner el nombre del posadero al de describió con trazos tan gruesos, ni siquiera puso el nombre real de sus dos hijas, porque de la literatura a la realidad suele haber distancias aunque se trate de una crónica de viajes. Sí sabemos que la posada que aparece en la fotografía de Arnáu, estaba regentada por dos hermanas, Carmen y Juliana. No podemos deducir nada más.
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ResponderEliminarhttp://www.burbuja.info/inmobiliaria/burbuja-inmobiliaria/154199-cronica-de-un-viaje-hacia-el-afecto-1er-capitulo-los-negros-huerfanos.html
Soy de El Toboso.
Hola, gracias
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