El descontento que provocó la subida del precio del pan -había duplicado su precio desde 1761- por las malas cosechas y especialmente tras la liberalización del precio del trigo en 1765 -durante el reinado de Carlos III y el gobierno del marqués de Esquilache-, hizo que en muchos pueblos se organizasen numerosos tumultos y protestas -englobados en el llamdo motín de Esquilache-. Así ha quedado constancia en varios documentos del Archivo Histórico Nacional (Consejos, leg. 17.802) con el expediente que se instruyó para depurar responsabilidades. Como por ejemplo en este escrito del Consejo de Castilla dirigido al Alcalde ordinario de El Toboso Don Antonio Francisco López Cervantes:
“Reconocida en el Consejo la
representación que usted hizo al Conde de Aranda he resuelto en favor de la
causa criminal que se está siguiendo contra los que puedan resultar reos o “iudizados”
en el tumulto intentado en el pueblo sobre baja del pan a que dio el primer
motivo una carta que introdujeron por el correo, con amenazas, y de que tiene
presos en esa Cárcel a cuatro personas por solicitadoras de pandillas, y a otro
llamado Juan Bautista López: ha acordado (…) que continúen la referida causa,
prendiendo a Juan el Bizcochero y a los que hayan tenido parte en el ideado
motín, abreviando los términos, sin privar a los reos de sus legítimas defensas,
aunque todo debe acordarse sin permitir largas, asesorándose con abogados de
ciencia y conciencia, y con arreglo al auto acordado de 5 de este mes, del que
acompaño un ejemplar adjunto para que le haga publicar en esa villa y
consultando a la Real Chancillería de este territorio ---, y dando noticia al
Consejo por mi mano de las ---, y en caso de haber persona privilegiada, se recibirá
por (…)
---de junio de 1766"
Según se desprende de otros documentos de dicho expediente, los descontentos de El Toboso dirigieron un anónimo al alcalde amenazándole de muerte si no se bajaba el precio del pan; estaban preparados para amotinarse a toque de campana en la ermita de San Sebastián, pero fueron descubiertos por una delación, con lo que todo quedó en una simple conjura. No obstante, a pesar de que los sucesos tuvieron lugar el 21 de marzo, es decir, antes del motín de Esquilache propiamente dicho -el día 23-, fueron perseguidos y castigados con el mismo rigor que todos los demás hechos ocurridos en dicho motín.
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