domingo, 9 de marzo de 2025

Parajes de El Toboso en el Catastro de Ensenada

 

Término municipal de El Toboso, con sus principales caminos en un mapa del s.XIX

Al estudiar detenidamente los registros catastrales de El Toboso he ido anotando algunos de los nombres de los parajes que aparecen en las miles de páginas del detallado Catastro de Ensenada que se elaboró en El Toboso en 1752. Son nombres llenos de sugerencias y evocaciones. Gracias a la ayuda de mi padre, un agricultor jubilado de 89 años, he podido ir localizándolos, porque en la mayoría de los casos se ha mantenido el topónimo hasta nuestros días. Muchos de estos nombres ya aparecen en documentos desde el siglo XV y XVI. Toda la vida agrícola de El Toboso discurre por estos parajes, que encierran historias de trabajo, ambición, litigio, herencias y disputas. 

En dicho Catastro encontramos las propiedades de los grandes terratenientes laicos -Pedro Martínez Morales, Diego Arias...- y los eclesiásticos -poseían un tercio, 6.122 cuerdas* del total de 18.574, repartidas entre los 19 clesiásticos seculares, los tres conventos, capellanías y cofradías-, que eran propietarios de la mayor parte de las mejores tierras de labor, diseminadas por el término municipal de El Toboso, aunque también aparecen algunas tierras y parajes que hoy corresponden a Pedro Muñoz -por ejemplo El Raso, donde el convento de agustinos tenía extensas parcelas-. También se contabilizan las exiguas tierras de los pequeños agricultores. Se especifican los linderos de cada parcela y se adjunta un pequeño dibujo perimetral, la superficie medida en fanegas y celemines, y la calidad de las mismas. En este caso nos interesa registrar el nombre de la ubicación de las parcelas: los diferentes nombres de las navas, las casas de campo, los cerros, los pozos, los caminos... El mundo agrícola dejó como testigo del pasado el nombre de los parajes donde transcurrieron siglos de trabajo y ambición por la posesión de la tierra, la principal fuente de riqueza de una villa ementemente agrícola. Los ejes vertebradores de todo el término municipal son los caminos que conducían a los pueblos limítrofes, como Belmonte,  los Hinojosos,  Quintanar, Miguel Esteban,  Campo de Criptana, Alcázar, Gúzquez, que ya era un despoblado.

La estructura de la propiedad de la tierra ha ido cambiando con el tiempo, especialmente desde las desamortizaciones de las numerosas tierras pertenecientes a la Iglesia, que se iniciaron a finales del siglo XVIII y se intensificaron en el siglo XIX, y que también afectaron a las tierras pertenecientes al Concejo. Desde los años setenta del siglo pasado continuaron los cambios en la posesión de la tierra, proceso que sigue en nuestros días. Pero los topónimos de estos parajes permanen con todas sus resonancias, que nos llevan hasta un pasado que nos trae hasta nuestros días la evocación de su mundo. Y es que El Toboso sigue siendo una villa eminentemente agrícola, a diferencia de los pueblos limítrofes que se transformaron y crecieron desarrollando actividades secundarias y terciarias. En gran medida El Toboso sigue anclado en toda esta topografía del pasado que ahora recordamos. 

He aquí una muestra de algunos de los parajes, caminos, pozos, cañadas, carriles, cerros, sitios y lugares que se mencionan: 



Detalle de la red de caminos de El Toboso en un mapa del s. XIX



*1 cuerda = 39.2 metros. 1 cuerda = 0.39 hectáreas. 1 cuerda = 4,000 metros cuadrados.










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