En la provincia de Ciudad Real llamaban "toboseñas" a las famosas tinajas que se producían en El Toboso hasta finales del siglo XIX -y que se exportaban por todas partes-. El excelente museo de Alcázar de San Juan -FORMMA, Museo de la Alfarería Manchega- recoge varias piezas de las tinajas toboseñas. El fondo permanente del museo procede de la donación de la colección de alfarería manchega de Jesús María Lizcano.
lunes, 17 de mayo de 2010
viernes, 7 de mayo de 2010
Los libros de Galdós para El Toboso
Leyendo el libro de Andrés Gómez-Flores Territorio Quijote (2005), en el que va siguiendo los pasos de Azorín por la ruta del Quijote, me entero de la donación de libros que hizo la hija de Galdós al Ayuntamiento de El Toboso en 1925.
Carta de la hija de Galdós al alcalde de El Toboso en 1925, que aparece en el libro de Andrés Gómez-Flores mencionado
Continuación de la carta de la hija de Galdós
Ya hablamos en una entrada anterior de la estrecha relación de Galdós con El Toboso y en la carta de la hija se recuerda especialmente al gran personaje literario del médico de El Toboso, "el célebre Miquis", Augusto Miquis, creado por su padre -el segundo gran personaje literario de El Toboso, después de Dulcinea-, y que aparece en varias de sus obras. Andrés Gómez-Flores se pregunta dónde fueron a parar aquellos libros de Don Benito Pérez Galdós que se enviaron a El Toboso y que podrían haber enriquecido la biblioteca cervantina. También se extraña el autor que no haya ninguna edición de la Ruta de Don Quijote de Azorín, con un capítulo famoso dedicado al pueblo- cuya edición de 1916 tiene unas fotos magníficas de El Toboso -que comentaremos otro día.
domingo, 2 de mayo de 2010
Veletas
Rosa de los vientos de El Toboso
Las veletas guardan la memoria del viento, pero sobre todo emiten señales y avisos muy útiles. El Toboso tiene una instalación permanente de arte móvil en sus tejados, un sistema articulado de veletas que anuncian el frío -cierzo-, la lluvia -poniente y solano-, el agostamiento de las cosechas -solano-...Desde casi cualquier lugar del pueblo se pueden ver sus veletas, solo hace falta levantar la mirada de vez en cuando.
Veleta del Convento de las Monjas Clarisas
Veleta del Cristo de La Humildad
Una de las Veletas del Convento de Trinitarias
La veleta de la espadaña del Convento de Trinitarias
La veleta de la Iglesia Parroquial
Veleta de San Sebastián
Veleta de una casa, con el motivo del gallo, el más común
Veleta de una casa
Otra veleta de gallo
Veleta del Museo de Dulcinea
Veleta del Museo de Dulcinea
Veleta del Antiguo Horno de la Torrecilla
miércoles, 28 de abril de 2010
El horno de la torrecilla y la puerta de entrada medieval
A partir del dibujo de Carlos de Haes de 1865 podemos indagar en el espacio representado, y nos detendremos en el el famoso horno situado tras el arco ojival de la antigua muralla.
El horno era del Ayuntamiento y se arrendaba, se llamaba de la torrecilla, porque había una antigua torre, que aún puede verse en este dibujo. En el Catastro de Ensenada de 1752 se menciona el precio de su arrendamiento anual por 335 reales de vellón -aproximadamente la misma cantidad que ganaba un labrador anualmente-. Con el tiempo pasó a ser horno privado hasta que se remodeló con gran polémica hace unos años. El Toboso es de los pocos pueblos de Castilla-La Mancha con restos de las puertas de entrada -de estas características e importancia- a la antigua muralla medieval. No se fue capaz en su momento de haber reservado este espacio como lugar público -con los expedientes que hubiesen sido necesarios y solicitando los apoyos oportunos-, para reclamo turístico, que, contradictoriamente es casi la única industria que funciona en el pueblo desde la desaparición de las tinajas - con la excepción de la elaboración del vino y de las velas.
martes, 20 de abril de 2010
El problema agrario en El Toboso durante la II República
Para entender dos noticias aparecidas en la prensa referidas a temas agrarios en El Toboso, durante la II República, necesitamos tener algunas referencias. Tras la proclamación de la II República el 14 de abril de 1931, se llevó a cabo una de las reformas más necesarias del momento: la reforma agraria. España era un país eminentemente agrícola y en Castilla La Mancha predominaba el latifundismo y había una inmensa mayoría de jornaleros y el movimiento anarquista de ocupación de tierras se estaba desarrollando. El 9 de septiembre de 1932 se promulgó la Ley de Reforma Agraria. Entre otras medidas estaban las siguientes: se prohibía a los propietarios de tierras que echaran a los campesinos que arrendaban las tierras, se aplicaba también a los jornaleros las jornadas de 8 horas ya conseguidas por los obreros industriales, se obligaba a contratar para el trabajo de las tierras a jornaleros del propio municipio, se obligaba a los propietarios a cultivar las tierras bajo amenaza de confiscación para evitar que los terratenientes boicotearan a la república dejando las tierras sin cultivar. La reforma, sin resultar un fracaso absoluto, representó una gran frustración para los campesinos debido al atraso en elaborar la ley (un año y medio tras la proclamación de la república), la lentitud del Instituto de Reforma Agraria, encargado de elaborar el inventario de tierras expropiables y la falta de dinero para expropiar las tierras, que debían ser indemnizadas previamente.
Su aplicación fue suprimida por la Ley de Contrarreforma Agraria durante el bienio radical-cedista (diciembre de 1934), pocos meses después de su aprobación.
Estas son las dos noticias que hemos tratado de contextualizar:
2. La Epoca, 2-10-1935
Posteriormente, durante la Guerra Civil (1936-1939) en la zona controlada por los republicanos –como fue el caso de El Toboso- se llevaron a cabo expropiaciones forzosas y repartos de tierras, en un proceso controlado por los sindicatos CNT y UGT. En El Toboso había en 1938 225 miembros de estos sindicatos. Con la victoria del bando franquista se anularon estas medidas.
sábado, 17 de abril de 2010
Analizar un fotograma
Fotograma de La ruta de Don Quijote (R. Biadiu, 1934)
En la parte del documental de Ramón Biadiu -La ruta de D. Quijote, 1934- que transcurre en El Toboso, el pionero director catalán, justo después de haber mostrado una era, la torre, el arco, y tras el rótulo del Quijtote con la frase del recuerdo de Dulcinea que le produjo a Don Quijote la vista de las tinajas de El Toboso, nos muestra una enorme tinaja de vino y primero a una chica que suponemos del pueblo -no sé si alguien podría identificarla- con gesto serio, pero al siguiente fotograma -este que analizamos- aparece sornriendo. Está claro que Biadiu nos hace un guiño por su ocurrencia. Evidentemente la tinaja que ha elegido produce hilaridad. No sabemos si ha buscado la broma a propósito, o es que desconocía que las tinajas por las que era famoso El Toboso eran más pequeñas -ya comentamos esto en una entrada anterior-. El equívoco es fundamental para entender el sentido de este fotograma. Todo el documental tiene un carácter etnografíco y Biadiu busca en todo momento mostrar la realidad de La Mancha en el presente, dejando para la música y los rótulos las alusiones cervantinas. Aquí de nuevo -como lo ha hecho antes con el contraste de una venta y un castillo- busca la distancia que va de la realidad a las fantasías del caballero. Pero en este fotograma sólo podemos deducir dos cosas: o el director busca la comicidad o desconoce las tinajas toboseñas -que ya no se hacían y por eso tuvo que grabar en Mota del Cuervo las siguientes escenas de su fabricación.
martes, 13 de abril de 2010
Ilustraciones de El Toboso a través de la historia
En este caso nos referimos a ilustraciones con visos de estar inspiradas en la realidad. No incluimos aquí las representaciones imaginarias que se han hecho en las miles de ediciones ilustradas de El Quijote.
La primera representación visual de El Toboso de la que tenemos noticia es en el dibujo que aparece en el expediente que envió El Toboso en 1752 para el Catastro mandado hacer por el Marqués de Ensenada. Es un dibujo muy básico con trazos casi infantiles, donde aparecen unas cuantas casas, una enorme iglesia que debe ser la Iglesia Parroquial, el convento de San Agustín, la ermita de San Blas, la ermita de Santa Ana y la ermita desaparecida de Santa Catalina. Curiosamente no aparece el convento de Trinitarias ni el de Franciscanas. Aparecen dibujos de viñas y de olivos y dos molinos y una zona de baldío.
La primera representación visual de El Toboso de la que tenemos noticia es en el dibujo que aparece en el expediente que envió El Toboso en 1752 para el Catastro mandado hacer por el Marqués de Ensenada. Es un dibujo muy básico con trazos casi infantiles, donde aparecen unas cuantas casas, una enorme iglesia que debe ser la Iglesia Parroquial, el convento de San Agustín, la ermita de San Blas, la ermita de Santa Ana y la ermita desaparecida de Santa Catalina. Curiosamente no aparece el convento de Trinitarias ni el de Franciscanas. Aparecen dibujos de viñas y de olivos y dos molinos y una zona de baldío.
De unos años después, 1865, hay un dibujo del pintor Carlos de Haes que muestra un detalle del dibujo anterior, la parte situada a su derecha.
Dibujo de Carlos de Haes, 1865
Unos años después -fruto de un viaje por La Mancha de 1893-, el ilustrador Daniel Vierge, para la edición inglesa de 1897 del libro de Jaccaci The Trail of La Mancha, que ya hemos comentado, publicó entre otros dibujos esta escena típica de la España de la época -parece una escena del Sacromonte- pero donde parece reconocerse, con notables cambios, el espacio próximo a la ermita de la Virgen Morenita-. La escena corresponde a una investigación practicada por la Guardia Civil. En el texto de Jaccaci no se hace alusión a este suceso, que sí aparece ilustrando el texto.
Ilustración de Daniel Vierge sobre El Toboso, 1897
Ya seguiremos con el siglo XX en otro momento.
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